El camino de empujar, medir, controlar, exigir, poner el foco en lo que falta, querer que todos den “tu” talla es un poco el rol del capataz. Vernos desde ese lugar nos ayuda a entender cómo se pueden sentir los demás cuando caemos en ese patrón.
Si estás dispuesto a emprender tu propio proceso de transformación para encontrar otro rol más creíble, como líder de una organización, entonces tendrás autoridad moral para hablar de cambio a tu gente.
Y como el cambio es sistémico, si miras tus propias resistencias, tal vez puedas guiar a los tuyos a soltar sus propias anclas.
Te propongo un ejercicio práctico de evolución personal en tu papel de líder en el que puedas experimentar distintos roles:
Al empezar tu jornada, con un café, mira tu agenda y escribe tres roles que quieres jugar en ese día, distintos, en las distintas situaciones o decisiones que tengas por delante: La Exigente, la Malabarista y la líder coach. O la inspiradora, la ejecutiva y la desafiante. O el planificador, el cooperativo y el positivo. O el humano, el negociador y el reflexivo.